Aristoteles y el Arte

                                                                         

En la antigua Grecia la estética estaba delimitada por dos conceptos cuya importancia oscilaba dependiendo de la importancia que diera a cada uno en el filósofo de turno. Nos estamos refiriendo, claro está, a la belleza y al arte. Así, mientras Platón consideraba al arte apenas un juego, siendo la belleza lo realmente importante, formando parte junto al bien y la verdad de la tríada por la que según el pensador ateniense se debía regir todo; a decir de Aristóteles el arte era mucho más interesante que la belleza, por lo menos es lo que se puede deducir de los textos sobre el tema que nos han llegado de él, que recordemos tan sólo son una mínima parte del total, puesto que la mayoría se perdieron y no han llegado hasta nuestros días.

 

Así, en la Poética, Aristóteles no profundiza sobre lo bello, ni elabora una teoría sobre la belleza, sino que realiza una investigación sobre el arte, sobre sus características.


El arte para Aristóteles

La concepción del arte aristotélica fue francamente dominadora durante muchos siglos, todavía vigente en muchos aspectos, hasta el punto de que su obra cumbre, la Poética, debiera ser de lectura obligatoria para, por ejemplo, cualquier escritor. Es, por decirlo concisamente, un clásico.

Sin embargo, no es ni mucho menos una concepción, cuando él la formuló, innovadora o transgresora, ya que partió de la idea de arte que de manera intuitiva los griegos contemporáneos suyos hacían uso. Su verdadero mérito es coger esa masa informe, intuitiva, de conceptos, y sistematizarla, de manera que se pudiera elaborar una teoría, que se lo que él mismo llevó a cabo.

Quizás por eso, al contrario que su maestro Platón que trató de imponer sus propias teorías, Aristóteles tuvo tanto éxito.

El filósofo estagirita aseguró que «del arte proceden las cosa cuya forma está en el alma», asumiendo claramente que la obra artística es una creación humana, lo que, como ya hemos visto en artículos anteriores, era una opinión generalizada en el mundo griego.

Al estar en la mano del ser humano el ser producidos o no, no surgen de la necesidad, como así ocurre con los creados por la naturaleza.

El arte es producción

Aristóteles consideraba tres diferentes actividades humanas: investigación, actuación y producción. Todo lo que realiza o puede realizar una persona entrará sin remisión dentro de una de estas actividades. En este caso, el arte pertenecería a la última, la producción, que a diferencia de las dos anteriores, tiene como rasgo esencial el que produce, nos deja un producto final tangible, que podemos tocar, ver y/o usar.

Pero que todo arte sea producción no significa que toda producción sea arte. Para ello el producto debe ser fruto de «una producción consciente, basada en el conocimiento».

Este énfasis en el conocimiento no es baladí puesto que aleja al arte de la inspiración de las Musas, los poetas ya no serían los voceros de los dioses, sino que su trabajo dependería de su conocimiento, de su experiencia, de su conciencia artística que se debería fundamentar en una serie de reglas a seguir por el artista.